father, mother and son having conversation

Por: Judith Lavori Keiser, Fundadora de “The Culture Company”

¿Alguna vez te has encontrado atrapado en una discusión donde no puedes detenerte? Podemos tener grandes habilidades de comunicación, pero en una situación estresante a menudo olvidamos utilizarlas. Comenzamos apoyando un punto o defendiendo una posición, y de ahí, lo próximo que nos damos cuenta es que estamos discutiendo.

Eso le ocurre a todo el mundo. Nuestra amígdala, o cerebro emocional, reacciona al estrés más rápidamente que nuestro cerebro racional. Nuestra respuesta instintiva de “pelear o huir” al peligro “secuestra” nuestro cerebro racional. Esa reacción instantánea podría salvar vidas si somos presas de un tigre. Aúnque ya los tigres no nos persiguen, nuestros cerebros todavía están hiperactivos ante el peligro y el estrés.

Afortunadamente, al prestar atención, podemos analizar lo que secuestró nuestros cerebros, tratar de interrumpir el proceso y, en ocasiones, inclusive evitar el siguiente paso.

DURANTE UN SECUESTRO CEREBRAL

Supongamos que se da cuenta de que su tono de voz está aumentando y su sangre está comenzando a hervir. Todos los padres han tenido esta experiencia: los niños saben exactamente qué botones presionar para desencadenar esas reacciones. A veces somos lo suficientemente conscientes como para darnos cuenta de que estamos perdiendo el control en la medida en que nos enfurecemos. Nuestros cuerpos están cargados de ira, tensión y miedo como energía física, que es difícil de controlar. La energía llena el cuerpo de malestar, restringe la respiración y tensa la cabeza y los músculos del cuello. Es por eso que cualquier cosa que involucre al cuerpo es útil durante un secuestro cerebral, porque eso interrumpe el impulso de la energía emocional, por lo que podemos comenzar a pensar nuevamente.

Algunas formas de retroceder desde el borde del acantilado:

• Note: Observe cómo se siente su cuerpo, ya sea el pecho apretado, mariposas en el estómago, o tensión en la mandíbula.

•Respire: Concéntrese en la respiración. Tome diez respiraciones profundas y lentas. O concéntrese en contar cuanto tiempo le toma inhalar y exhalar, tomando un poco más de tiempo con cada respiración. Levante los hombros tan altos como pueda mientras respira, luego déjelos caer mientras exhala. Luego estirese, tratando de bostezar. Bostezar puede liberar la tensión, y el estiramiento involucra los grandes grupos musculares de los brazos y la espalda.

• Tome una Pausa: Salga de la habitación, lejos de la computadora o cuelgue la llamada por solo un minuto. Cambie el enfoque físico para que su cerebro también pueda cambiar.

DESPUÉS QUE TERMINA EL ALTERCADO

A veces no reconocemos que nuestro cerebro ha sido secuestrado hasta que termina la pelea. Perplejos, parpadeamos y preguntamos: “¿Qué acaba de pasar aquí?” En ese punto, lo importante es poner al cerebro racional en el asiento del conductor. Hable con alguien sobre qué botón se presionó y dónde se descarriló. Trate de recordar que fue lo que se dijo que tanto aturdió su cerebro (Secuestro su cerebro). ¿Fue el mensaje, o tal vez cómo se transmitió el mensaje? ¿Cómo se sintió: asustado, enojado o frustrado? Sea curioso: intente aprender algo sobre usted o sobre la otra persona. Con los niños nuestra profunda preocupación por su seguridad, es que usted puede enmascararse por la ira ante sus tontas acciones. A veces les gritamos para cubrir nuestro alivio de que están bien y ellos ni se dan cuenta de lo asustados que estábamos de que pudieran haberse lastimado. Después de que la temperatura se enfríe, ese es un mensaje importante para transmitir: nuestra reacción emocional puede provenir del amor profundo.

ANTES DEL PROXIMO SECUESTRO CEREBRAL

Por supuesto, la mejor manera de manejar una secuestro cerebral es prevenirlo. Algunas situaciones estresantes son sorpresivas, pero la dinámica familiar, los temas sensibles y los momentos inadecuados son fuentes predecibles de estrés y conflicto. Agrege estrés inesperado como el coronavirus, y será mas fácil entrar en conflicto.

Para reducir la posibilidad de que las cosas escapen de su control, piense por adelantado:

• Sea Proactivo (a): Si algo le incomoda, dedique ‘tiempo” para conversar acerca de eso antes que este realmente enojado. Hable en un buen momento, - no tarde en la noche, o cuando esté apurado (a) o cuando alguien tenga hambre.

• Prepárese imaginando: Antes de una conversación difícil, no ensaye las posiciones que asumirá. En cambio, imagínese lo que la otra persona podría necesitar de usted y lo que podría usted necesitar de el ó de ella. Las necesidades son parte universal del ser humano, a diferencia de las posiciones, las cuales son actitudes que a menudo ocultan la inseguridad sobre satisfacer nuestras necesidades.

• Acentuar lo positivo: ¿Cuál seria un buen resultado de esta conversación? ¿Cuál es el propósito al plantear el tema? ¿Que resultado espera? Concéntrese en lo que quiere, no en lo que teme. Una actitud positiva mantiene su cerebro en un plano racional a cargo de la situación y puede crear espacio para que la otra persona siga su ejemplo.

No podemos evitar todos los secuestros cerebrales. Pero podemos tratar de evitar o interrumpir un secuestro en progreso, e incluso si no tenemos éxito, podemos trabajar para comprender mejor por qué sucedió. Cuanto más prestemos atención a cómo nos sentimos, nos acerquemos de manera proactiva y practiquemos la comunicación, mejor podremos responder a la pregunta “¿qué acaba de pasar aquí?” 

Judith Lavori Keiser fundadora de The Culture Company para guiar a los niños hacia la empatía a través de programas multiculturales de convivir en paz. Los programas de Judy’s Pearls [Las Perlas de Judy] inspiran a los adultos a vivir de manera consciente y compasiva. Comuníquese con Judy en info@peacethruplay.com.

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“¿Qué Acaba de Pasar Aquí?” Cómo Evitar, Interrumpir, y Recuperarse de un secuestro Cerebral “Brain Hijack

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