Por el Dr. Eric Nach, médico especialista doctorado, con maestría en Educación y Certificación A.S.D-Autism Spectrum Disorders (referente al ámbito de trastornos de autismo)
La transición de la escuela primaria a “middle school” o escuela intermedia (compuesta por sexto, séptimo y octavo grado), es un gran hito para todos los niños y sus padres. Para los niños con autismo, ADHD (que en español equivale al: “trastorno de déficit de atención”), o bien con otras “habilidades especiales”, este cambio de vida radical es aún más traumático que para los compañeros que no presentan ningún trastorno. Como la vida está llena de muchos retos inesperados, la falta de previsibilidad en la interacción diaria es especialmente difícil para estos niños e igualmente exigente para sus familias. Si bien es posible planificar y prepararse para los cambios que surgirán a partir de la transición a la escuela intermedia, la experiencia sugiere que en la práctica no hay garantías de éxito.
La escuela intermedia presenta expectativas muy diferentes, tanto para los padres como para los estudiantes quienes enfrentarán un mayor grado de exigencia de los profesores, en comparación a los requerimientos típicos de la escuela primaria. Nuestra experiencia de apoyo, nos indica que existen muchos factores que contribuyen al éxito y a la felicidad del estudiante en dicho período escolar. La intensidad y el impacto de la transición es diferente para cada uno de los niños con autismo, trastorno de déficit de atención y otras “habilidades especiales”, así como también la manera en la que cada familia se prepara para enfrentar el desafío.
El objetivo principal de los maestros de la escuela intermedia consiste en ayudar a los alumnos a desarrollar las habilidades necesarias para tener éxito tanto en sexto, séptimo y octavo grado, como en la escuela secundaria y, por supuesto también, una vez finalizados estos ciclos escolares. Los profesores de la escuela intermedia esperan que todos los estudiantes se manejen con un mayor nivel de independencia en comparación con la escuela primaria. De nuestra experiencia se desprende que los docentes que con mayor éxito ayudan a “nuestros niños” a adaptarse a la escuela intermedia tienen bien claro que, a nivel emocional, social, conductual, y, algunas veces, incluso a nivel académico, prácticamente todos los alumnos nuevos de sexto grado aún se conducen como alumnos de quinto grado de la escuela primaria o incluso como alumnos de niveles inferiores. La madurez social y emocional de nuestros niños con autismo, con trastornos de déficit de atención, y otras “habilidades especiales” suele variar, aunque muchos sobresalgan desde el punto de vista académico. La mayoría de “nuestros hijos” necesitan que les enseñen directamente cómo funcionar en un campus escolar debido
a problemas de “percepción” y a los retos asociados con la “Teoría de la Mente”, que se refiere a la capacidad de comprender los pensamientos y las percepciones de los demás. Algunas de las capacidades que necesitan aprender incluyen: asimilación de nuevas rutinas, organización (ya que ahora tendrán seis o más clases independientes), auto-defensa (cómo asegurarse de que sus necesidades sean satisfechas), socialización (muchas veces los niños con quienes crecieron y con quienes compartieron experiencias ya no están con ellos). El desplazamiento a gran cantidad de clases en un campus mucho más grande y con muchos más estudiantes y profesores implicará una gran tarea de planificación, dedicación y esfuerzo por parte de todos los involucrados: padres, maestros, administradores, personal de apoyo, especialistas y los propios niños. En la escuela secundaria, los maestros se focalizan mucho más en los contenidos, en la transmisión de conocimientos específicos a cada materia, para que los estudiantes dominen cada área de conocimiento, mientras que se adaptan a muchos de los mismos problemas transicionales que los estudiantes comunes y maestros.
Los maestros de escuela primaria pueden invertir más tiempo con los estudiantes y de este modo conocen sus estilos de aprendizaje y sus particularidades. Muchos de nuestros niños con autismo, con trastornos de déficit de atención, u otras “habilidades especiales” aprenden por estimulación visual y se benefician al observar, al mirar a otros organizar cosas, en un contexto de clase específico. Ellos necesitan que se les muestre cómo utilizar sus materiales. A menudo muchos llaman a sus mochilas: “el agujero negro”, debido a que frecuentemente el trabajo realizado en clase y otros materiales desaparecen misteriosamente, a menudo debido a problemas con el “funcionamiento operativo”, desafío de muchos de los estudiantes de escuela intermedia. Es evidente que la falta de organización, planificación y seguimiento, o como lo llaman algunos, los “desperfectos operativos” son más agobiantes para “nuestros niños” ya que afectan todos los aspectos de sus vidas. Necesitan aprender a desplazarse de una clase a la otra, a desenvolverse en el comedor escolar, a ingresar y a salir de la escuela, a adaptarse a las rutinas para ir al baño, a encontrar y utilizar el autobús, o bien ubicar y formar la fila donde los recogerán sus padres, comprender qué hacer antes del día escolar y luego de que éste finaliza, y manejarse sin problemas en todas las áreas de la escuela, incluso en el gimnasio.
La experimentación de situaciones reales de vida beneficia a nuestros hijos autistas para que luego puedan, en la práctica, adaptarse con éxito al contexto escolar. Deben implementar muchas habilidades sociales y académicas que les permitan interactuar con sus compañeros, maestros y otras personas en general, para lo cual es necesario que les enseñen dichas habilidades directamente. Algunas otras destrezas a adquirir consisten en saber cómo completar las tareas, tomar apuntes y realizar las actividades en clase, mientras defienden sus logros, estudian y pasan pruebas con éxito.
La adecuada planificación y seguimiento pueden marcar la diferencia entre una transición exitosa o devastadora de la escuela primaria a la intermedia. Es éste el momento de asegurarse que tanto los padres como los alumnos tengan claro el plan de transición a implementar.
El Dr. Nach es especialista en Desarrollo y Comportamiento, y Presidente de la organización: Support for Students Growth Center , o “Apoyo para los Alumnos del Centro de Desarrollo” ubicado en Boca Ratón. En su centro, el Dr. Nach y su equipo de profesionales ofrecen servicios sociales, conductuales y académicos para niños, adolescentes y jóvenes, como así también para sus familias. www.SupportForStudentsGrowthCenter.com