Por la Dr. Donna McCrea Godfrey, Ph.D.
Me gustaría poder dar una respuesta mágica a cómo ayudar a su hijo (a) que está en duelo. Desafortunadamente, no hay prescripción médica para esto. No hay reglas. No hay polvito de duendes en esta historia.
Es un tema complicado. La mala noticia es, que no podemos proteger a nuestros muchachos de lo inevitable. La buena noticia es, que los podemos ayudar durante esta transición.
Con el tiempo, hemos aprendido que las respuestas de los niños a la muerte se reflejan de acuerdo con su edad y su etapa de desarrollo. Por ejemplo, si bien los niños más pequeños pueden no tener una comprensión profunda de la muerte, sí entienden que algo ha cambiado. Mientras que los niños mayores tienen la capacidad de comprender la finalidad de la muerte y el impacto que esta tendrá en sus vidas.
A pesar de los numerosos conceptos erróneos, el duelo en la infancia es muy real. De hecho, estudios indican que los niños no solo sufren el duelo, sino que sufren más profundamente que los adultos. Los modelos de trauma destacan, que la muerte para los niños, es un hecho distinto, que los limita en el tiempo. A diferencia de los adultos, que se afligen linealmente, los niños se afligen cíclicamente o en ráfagas. También es común que revivan el duelo en cada fase de su desarrollo. Con el tiempo, su pensamiento se vuelve más lógico y concreto. Su comprensión de la muerte se vuelve más avanzada. Entonces, esencialmente, se ven obligados a revivir su pérdida y su dolor, una y otra vez. A veces, incluso puede parecer que el niño no está afligido. Eso no significa que no lo esté.
Debido a que se percibe que los niños no tienen las capacidades cognitivas o emocionales para responder a la muerte, tienden a pasarse por alto en momentos de duelo. Su duelo puede ser invisible para quienes los rodean. Sin embargo, están ocupados mediando sus emociones internamente.
Los niños con frecuencia se convierten en víctimas silenciosas, ya que los adultos con buenas intenciones los “mantienen alejados” de las conversaciones de muerte, actuando como guardianes. Estos intentos de protegerlos, a menudo les privan de la capacidad de expresar sus sentimientos, ocasionando que se retiren y se mantengan en silencio. El resultado es que muchos niños nunca tienen la oportunidad de expresarse. Dejándolos solos con su dolor.
Si bien todos los niños no muestran signos inmediatos de dolor, puede haber señales de alerta que indiquen que están en problemas y que necesitan ayuda. Usted puede notar cambios en el comportamiento del niño; verbal, físico y emocional. Algunos signos incluyen:
• No hablar de la persona fallecida o de su pérdida
• Expresar preocupaciones sobre seguridad, enfermedad o muerte
• Reaccionar exageradamente ante una situación (es)
• Retirarse de su entorno
• Aislarse
¿Qué p pueden hacer los cuidadores?
Ayudar a los niños a navegar por las múltiples emociones que enfrentan en momentos de duelo, que pueden ser complejas. Los niños necesitan fuertes niveles de apoyo, mientras aprenden a vivir con su nueva realidad.Estudios indica que la sensibilidad del cuidador actúa como un “potenciador protector para su desarrollo emocional” (Caiozzo, Yule y Grych, 2018. P.15).Además, cuando los cuidadores responden al niño de manera solidaria, se fomenta la “conciencia emocional, aceptación y comprensión,” que en última instancia ayuda a la regulación emocional, que es la clave de la capacidad de un individuo para hacer frente y manejar el estrés a través del tiempo. Para los niños, esto afecta directamente cómo ellos le dan sentido al mundo. Por lo tanto, el niño está siendo entrenado emocionalmente, sobre cómo responder a situaciones críticas y conflictivas.
Esto también establece la base de lo que el niño cree que es el mundo. A medida que se desarrollan, intentan compensar su lugar en este mundo. Cuando se le agrega el duelo a esta ecuación, puede ser extremadamente difícil de conciliar para el niño. Por lo tanto, necesitan tiempo para sentir lo que están sintiendo y tiempo para darle sentido a lo que están sintiendo. No necesitan ser presionados para “lidiar con eso” o “superarlo”. Más que nada, necesitan saber que tienen un espacio seguro para compartir sus sentimientos sin repercusiones. Pero también necesitan saber que está bien mostrar sus emociones.
Fomente conversaciones con su hijo (a) sobre cómo se siente. Comparta con el (ella) cómo se siente. Sea lo más honesto (a) y directo (a) posible, sin abrumarlos.Esto le proporciona al niño una sensación de normalidad y le hace saber que no está solo en su dolor.Esta es también su oportunidad de modelar habilidades de afrontamiento saludables para su hijo.
Padres y cuidadores, ¡háblenlo! Hablen con los profesionales. Tengan conversaciones abiertas y francas con médicos y terapeutas sobre cómo facilitar el proceso de sanacion. No tengan miedo de involucrar a las personas a su alrededor. Hablen con familiares y amigos que hayan pasado por lo mismo. Por último, y lo más importante, apóyenlos y aménlos. Hagan su mejor esfuerzo por asegurarles que son amados. A veces, un simple abrazo es todo lo que necesitan. Solo estén presentes. Las palabras no siempre son necesarias y, a menudo, es mejor no decirlas.
¡Feliz sanación!
Dr. Donna McCrea Godfrey Consultora, Oradora/Facilitatora & Educadora Especializada en Temas Relacionados Con el Manejo de Conflictos/ Crisis, Victimización, y Supervivencia Ph.D. en Análisis y Resolución de Conflictos con un enfoque en Gestión de Conflictos y de Crisis Maestería en Orientación con una Especialización en Orientación de Rehabilitación Teléfono: (954) 816-5304
Correo electrónico: drdonnamccreagodfrey@gmail.com
Instagram: drdonnamccreagodfrey
Facebook: @DrDonnaMcCreaGodfrey
Referencias
Caiozzo, C. N., Yule, K., & Grych, J.(2018).Caregiver behaviors associated with emotion regulation in high-risk preschoolers.Journal of Family Psychology, 32, 565–574. https ://doi.org/10.1037/fam00 00425
Rudenstine, S., Espinosa, A., McGee, A. B., & Routhier, E. (2019). Adverse childhood events, adult distress, and the role of emotion regulation. Traumatology, 25(2), 124.