Por Dra. Harleen Hutchinson, Directora Ejecutiva, The Journey Institute, Inc.
El embarazo y la maternidad son dos de los momentos más emocionantes en la vida de una mujer. Sin embargo, muchas mujeres experimentan cambios en su estado anímico y en sus emociones durante el embarazo y en la etapa posparto, hasta por un año. Esto no es inusual y la depresión afecta a mujeres de cualquier raza, edad o nivel socioeconómico. Mientras muchas mujeres experimentan cambios leves de ánimo durante o después del nacimiento de un hijo, del 15% al 20% de mujeres experimentan síntomas más significativos de depresión o de ansiedad. Además, una de cada siete mujeres sufre de depresión postparto.
Lamentablemente, muchas mujeres luchan cuando esto ocurre y, a menudo, asocian esta experiencia con el “no ser una madre lo suficientemente buena”. Uno de cada once bebés serán testigos de una gran depresión de sus madres durante su primer año de vida y las tasas son aún mayores para madres con historial previo de depresión o aquéllas que experimentan otros factores estresantes: problemas financieros o aislamiento social. La depresión materna es la complicación más común del embarazo y del parto. También se le conoce como estado de ánimo perinatal y trastorno de ansiedad. Las madres deprimidas son más propensas a participar en respuestas menos estimulantes e interactivas con sus niños pequeños. A menudo, esto afecta al desarrollo de las partes del cerebro que están relacionadas con el aprendizaje y la memoria. Cuando una mujer está embarazada y experimenta depresión, esto afecta la respuesta del cuerpo ante el estrés y el sistema inmunológico del feto. Esta conexión aumenta el riesgo de que el feto se vuelva más vulnerable al retiro de cuidados, en comparación con los bebés nacidos de madres que no están deprimidas. La depresión postparto continua a menudo afecta el ciclo de interacción entre la madre y el niño, impactando en la capacidad de la madre de leer las señales del niño y relacionarse positivamente. Por esto, cuando una madre se deprime, su capacidad de cuidadora afecta el desarrollo temprano del niño, ya que los niños se manejan dentro del contexto de las relaciones con cuidadores.
La depresión materna, si no se trata, puede tener un impacto significativo en la capacidad del bebé y de la madre de formar una conexión o apego seguros, lo que afectará la calidad de la relación materno-infantil. Los niños pequeños cuyas madres están deprimidas tienen un mayor riesgo de retraso en el desarrollo social, emocional, cognitivo y físico, mayores niveles de hormonas de estrés, falta de lactancia, interrupción temprana de la lactancia, aumento de llanto y de irritabilidad, desregulación, aumento del riesgo de sufrir abuso y abandono, junto con problemas de salud mental a largo plazo.
Tener un bebé es un reto y cada mujer merece apoyo. Entonces, si está experimentando cambios emocionales o piensa que podría estar deprimida, saque una cita para hablar con un profesional. Obtener ayuda es el primer paso para ayudarla a usted y a su bebé, ya que toma en cuenta los sentimientos del bebé. Algunos de los síntomas más comunes son:
- Sentimientos de tristeza, preocupación extrema y ansiedad
- Aumento del sueño, dificultad para conciliar el sueño
- Dificultad para concentrarse o para tomar decisiones
- Sentimientos de culpa por ser madre, pérdida de interés en cosas que antes disfrutaba hacer
- Llanto frecuente sin razón, pérdida de interés en el cuidado personal
- Falta de motivación para realizar las tareas diarias
- Falta de placer o deleite en su bebé, o dificultad de conectarse con su bebé
- Pensamientos sobre autolesionarse o herir a su bebé
Como una comunidad de profesionales, cuando intervenimos de manera temprana, aumentamos la probabilidad del apego de la madre con su bebé o con su niño pequeño. Esto, a su vez, puede bene ciar la mejoría del estado anímico de la madre y nivelar las funciones de la relación madre-niño. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad y obligación profesional asegurar que se ofrezcan revisiones, evaluaciones y tratamiento a las madres durante su visita médica para ayudar a reducir el estigma de pedir ayuda. Por tanto, si usted es una madre o una mujer que está experimentando depresión materna o posparto y no sabe dónde buscar ayuda, llame al 211-Broward para ponerla en contacto con profesionales en su comunidad que trabajan con mujeres que están experimentando estos mismos síntomas. ¡Recuerde! No está sola.
La Drs. Harleen Hutchinson, es la Directora Ejecutiva del Journey Institute, Inc. Es psicóloga, especialista en salud mental infantil y presidente del Grupo de trabajo de salud mental infantil del Condado de Broward.
Referencias:
Mian, A.I. (2005). Depresión durante el embarazo y en el período posparto: balancear los impactos adversos y enfermedades no tratadas con riesgos del tratamiento). Journal of Psychiatric Practice, 11 (6), 389-396.
National Research Council and Institute of Medicine (2009). Depresión en padres, crianza y niños: oportunidades para mejorar la identificación, tratamiento y prevención). Comité sobre depresión, prácticas de crianza y desarrollo saludable del niño, Junta sobre niños, jóvenes y familias, Departamento de ciencia conductual y social y educación. Washington, DC: The National Academies Press.
Tronic, E., & Reck, C. (2009). Bebés de madres deprimidas. Harvard Review of Psychiatry, 17, 147-156.