Por: Dra. Harleen Hutchinson, Directora Ejecutiva, The Journey Institute, Inc.
La relación entre un niño y su padre es la pieza fundamental para formar relaciones saludables y seguras. El impacto de esta relación comienza tempranamente, durante el período prenatal y continúa a lo largo del desarrollo. Las investigaciones demuestran que cuando los padres están involucrados en las vidas de sus hijos desde la concepción, entonces la probabilidad de su participación, aumenta. Desafortunadamente, estamos viviendo en una sociedad en que el campo de juego no está nivelado. Cuando los padres son vistos como dos continuidades, bajos ingresos y clase media, hay grandes discrepancias. Además, para los padres de bajos ingresos es muy difícil equilibrar su responsabilidad como sostenes de la familia y la crianza de los hijos, y sólo se les valora por sus contribuciones financieras. Esta información también es alimentada por mensajes, como ‘padres incumplidos’. Sin embargo, cuando examinamos el rol de los padres de clase media, como sociedad, solemos valorar su rol de crianza/cuidado al promover el vínculo con sus hijos. Lamentablemente, la realidad es que muchos padres de bajos ingresos trabajan por largo tiempo en empleos que les pagan mayormente el sueldo mínimo, y es así como optan por trabajar en varios empleos; esto tiene un impacto en la calidad de la relación padres-hijos. Las madres generalmente se ven en una disyuntiva, entre la angustia de permitir que los padres participen activamente en las vidas de sus hijos pequeños y la exclusión de sus padres. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los padres que participan en el cuidado diario de sus hijos se sintonizan según sus necesidades y pueden responder con sensibilidad en interacciones que dan como resultado relaciones enriquecedoras. Cuando los padres responden de una manera enriquecedora, esto le brinda al bebé o al
niño pequeño un sentido de seguridad que promueve el apego. Adicionalmente, cuando los padres participan activamente en las vidas de sus hijos pequeños, se obtienen beneficios de largo plazo que a su vez tienen una correlación con un mayor éxito académico a medida que los niños ingresan a la educación preescolar.
Entonces, ¿cómo hacer para que como comunidad cambiemos nuestra forma de pensar para tener a los padres en mente? En primer lugar, tenemos que ver al niño no solamente desde el lente de la madre, sino más bien del lente de ambos padres, “madre y padre”. Con frecuencia, cuando una madre y su hijo pequeño están involucrados en los servicios, inconscientemente no incluimos a los padres en el proceso o se nos dificulta involucrar a los padres. No obstante, la mayoría de padres quieren estar involucrados y suelen desconectarse y no responder cuando no se les ve de forma holística como parte del sistema familiar. Necesitamos recordar que cada sistema o componente dentro del sistema familiar se afectan entre sí. Como tal, y como comunidad, cuando se desarrollan programas, necesitamos hacer un esfuerzo concertado para comunicar el concepto de “padres”, de tal manera que se incluya tanto a las “madres” como a los “padres”, que con los componentes esenciales de cualquier familia. Reconocer a los padres por sus esfuerzos puede contribuir a su nivel de participación en el proceso. Cuando practicamos a tener a los padres en mente e incluirlos en todos los aspectos del apoyo emocional que se le ofrece a la madre, entonces es más probable que veamos un mayor nivel de participación en la vida de su hijo.
Las investigaciones demuestran que los padres pueden tener un impacto profundo en la vida de los niños pequeños de las siguientes maneras:
1) Cuando los padres juegan juegos inventados con sus hijos, las calificaciones de lectura del niño aumentan.
2) Cuando los padres participan en juegos bruscos con los niños pequeños, esto les ayuda a regular sus sentimientos, lo que a la vez les enseña a lidiar con impulsos agresivos y contacto físico de una manera aceptable. Los juegos bruscos permiten que los niños aprendan acerca de los límites y la seguridad de tomar riesgos. El efecto a largo plazo de esta habilidad
evitará problemas con agresión a medida que los niños ingresan a la educación preescolar.
3) Cuando los padres están involucrados en las rutinas diarias de los niños pequeños como: bañarlos, alimentarlos, cambiarles los pañales y jugar, los niños pequeños suelen tener una mejor autoestima y se integran fácilmente en situaciones sociales con sus pares.
4) Cuando los padres están ausentes de las vidas de los niños pequeños y no están accesibles o disponibles, más específicamente con los niños varones, cuando ingresan a la educación preescolar, es más probable que se porten agresivamente con sus pares.
5) Cuando los padres están involucrados, es menos probable que los niños pequeños experimenten depresión y los efectos a largo plazo de la obesidad y el embarazo adolescente, disminuyen.
Los primeros años en la vida de un niño son una ventana crítica de oportunidades para apoyar a los padres en su participación en la relación padre-hijo. Esta relación de calidad tiene un impacto a largo plazo en el desarrollo de un niño pequeño. Por tanto, cambiemos nuestra mente de la misma manera en que diseñamos los programas y ofrecemos los servicios, “Teniendo a los padres en mente".
Referencias:
Cabrera, N., Volling, B., & Barr, R. (2008). “¡Los papás también son padres! Ampliando el lente en los padres para el desarrollo del niño”. Perspectivas de desarrollo infantil, 12 (3), septiembre. Cabrera, N., Karberg, E., Malin, J. & Aldoney, D. (2017). La magia del juego: Juego de las madres y padres de bajos ingresos, y regulación emocional y habilidades de vocabulario en los niños. Pp. 14-29. Fagan, J., & Palkovitz, R. (2011). Coparenting and Relationship Quality Effects on Father Engagement: Variations by Residence, Romance. Journal of Marriage and Family, 73, pp. 637-653. www.zerotothree.org