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Por Peter Willig, LMFT, FT, Director de la Clínica “Bereavement Center” (Centro de Duelo Infantil)

 

Se estima que 1 de cada 5 niños en edad escolar experimentará la muerte de una persona querida en su vida. Aproximadamente 1 de cada 20 sufrirá la muerte de un padre.

Los padres y las niñeras a menudo necesitan cuidarse a sí mismos después de una pérdida, mientras se ocupan de los niños pequeños. La siguiente información puede resultar útil como una guía para el diálogo y como apoyo en respuesta a una situación de pérdida, o de crisis, ya sea una muerte, un desastre natural, o bien un caso de violencia o trauma.

• Reflexione: Comience con usted mismo – Cualquier esfuerzo para ayudar a su(s) hijo(s) debe comenzar con la reflexión y el apoyo a usted mismo. Los niños son sensibles a la tensión que sienten los adultos y pueden silenciar sus necesidades con el fin de no cargar a otros.

•  Evalúe: ¿Qué sabe su hijo? – Preguntarle a su niño qué información tiene le permitirá determinar qué información nueva es realmente necesario aportar. Además, el preguntar ayuda a generar confianza. Es necesario que el niño sepa que sus opiniones son importantes para usted, aún cuando usted pueda disentir o decida ofrecer aclaraciones.

•  Escuche de forma activa y con detenimiento – Escuche los pensamientos, las necesidades y los sentimientos que se desprenden de todo lo que se comparte mientras su hijo detecta errores de información, ideas equivocadas y deja aflorar cualquier miedo o preocupación subyacente.

•  Comuníquese: Con honestidad y simpleza – Los niños se benefician a través de una comunicación honesta, clara, como así también de una información adecuada a la edad. El ocultar información puede incrementar las ansiedades naturales del niño quien puede interpretar que las cosas son demasiado horribles como para discutir. El fomentar el uso de un vocabulario simple en los niños los ayudará a compartir sus sentimientos y acontecimientos con mayor facilidad.

•          “Algo muy triste/malo ha sucedido…”

•          “No tenemos todas las respuestas, pero te tendré al tanto”

•          “Podemos hablar un poco más de esto más tarde…”

•          “Yo también lo siento/Yo también estoy triste…”

•          “¿Tienes preguntas?”

            ¡Será éste un intercambio continuo que puede no finalizar con una sola conversación!

•  Tome el rol de modelo: Sea el ejemplo a seguir – El compartir sus sentimientos y sus emociones con honestidad es un buen ejemplo para los niños. Asimismo, es importante que ellos sepan que está bien conmoverse ante una situación difícil. Por ejemplo, el llorar muchas veces nos ayuda a sentirnos mejor. Los niños se benefician al observar cómo conducirse de manera apropiada en situaciones difíciles. Ocultar los sentimientos puede dar la impresión de que no corresponde hablar de cosas que son difíciles. Si usted tiene dificultad para controlar sus emociones, busque ayuda.

•  Esté disponible: Las preguntas podrían repetirse – Los niños suelen repetir las mismas preguntas acerca de la muerte en su esfuerzo para comprender mejor el suceso. La comprensión de un niño puede estar limitada por su nivel de desarrollo. Incluso pueden exhibir una curiosidad un tanto macabra en referencia a los detalles. Tenga en cuenta que un niño no pretende ser molesto o dañar a nadie a través de su curiosidad. Esté preparado para responder más de una vez y con coherencia a las mismas preguntas. Desafortunadamente, no podemos garantizar que todo estará bien todo el tiempo. Después de una pérdida o una crisis, muchos niños y adultos necesitan que los comprendan y que les brinden la tranquilidad de que estarán a salvo.

Es posible que usted no tenga todas las respuestas, especialmente a las “grandes” preguntas que los niños hacen, como por ejemplo: “¿por qué?”. Los niños formulan preguntas para las cuales posiblemente no tendremos respuestas. “¿Él está en el cielo? “¿Todavía soy una hermana?” A menudo, la mejor respuesta es “¿Qué piensas tú?”. Esta pregunta invita a la conversación y permite profundizar las preocupaciones y las necesidades del niño.

•  Protéjalos: Limite la exposición a los medios de comunicación - La cobertura repetida de historias o imágenes acerca de un episodio de crisis puede ser abrumador para los niños. Los niños pequeños pueden creer que las imágenes repetidas y las noticias son eventos independientes al hecho que los aqueja y que el peligro no ha finalizado. La exposición a los medios de comunicación puede aumentar también su propio estrés y aquellos que le rodean podrán percibirlo con facilidad.

Concéntrese en aquello que pueda controlar: cuidar su salud, su seguridad, hablar de sentimientos, ayudar a los demás. Puede ser ésta una oportunidad para discutir los planes para la seguridad y la respuesta a la familia o a la comunidad.

•  Esté alerta: Reacciones frecuentes – Es habitual que los niños estén confundidos, presenten estados de angustia y tengan dificultades para concentrarse o prestar atención luego de una pérdida o de un episodio de crisis. Algunos niños pueden estar inquietos, fastidiosos, a la defensiva o ser poco sociables. La angustia frente a la separación o ausencia puede también ocurrir y, ocasionalmente, un niño puede presentar comportamientos regresivos, como por ejemplo comenzar a chuparse el pulgar o a mojar la cama. Es frecuente que los niños estén angustiados por lo que ha ocurrido y por cómo esto afectará sus vidas. Si el niño presentaba un desarrollo normal antes de la crisis, se espera que vuelva a comportarse como lo hacía antes del suceso en unas pocas semanas.

•  Adáptese: Paciencia, paciencia, paciencia – Tenga paciencia con aquellos que le rodean, y con usted mismo. Las sensaciones y los comportamientos pueden cambiar con el tiempo. Concéntrese en la adaptación a esta nueva situación de vida luego del suceso. Comprenda que se trata de una experiencia permanente y a largo plazo.

•  Busque apoyo: Conéctese con otros – A menudo hay personas y recursos útiles para asistirlo luego de una crisis. El trabajar junto a otras personas para compartir la energía y encontrar fuerzas pueden ayudar a superar el estrés de una crisis. Sea receptivo a la asistencia disponible e involúcrese con su familia, amigos y profesionales cuando sea necesario.

 

 

Peter Willig es un psicólogo certificado en terapias matrimoniales y familiares, y es el Director Clínico de CBC. Ha estado involucrado con el CBC desde sus inicios y participa en cursos de capacitación acerca del dolor, como así también en actividades de extensión comunitaria. También es miembro de la Junta de Directores de la organización: “National Alliance for Grieving Children” (Alianza Nacional para los Niños en Proceso de Duelo).

Children’s Bereavement Center (Centro de Duelo Infantil) ofrece grupos de apoyo para los niños, sus familias y para los adultos que enfrentan una muerte. Los grupos están disponibles tanto en el condado de Dade, como en el condado de Broward. Para mayor información, o para participar en nuestros grupos gratuitos de apoyo de CBC, deberá llamar al 305.668.4902 o visitar la página web correspondiente: www.childbereavement.org.

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Hablar con los niños acerca de una situación de pérdida o crisis

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