Por: Judith Lavori Keiser
Como padres, tenemos un duro trabajo: ayudar a nuestros hijos a crecer y convertirse en adultos responsables. Estamos poniendo en riesgo nuestras propias vidas para enseñar a nuestros hijos a tomar buenas decisiones, expresar sus sentimientos con claridad y compasión, y controlar sus acciones;¡habilidades que incluso para un adulto, son difíciles!
El crecimiento mental, físico y emocional se lleva a cabo con pasos pequeños y pasos grandes, y rara vez es predecible o fácil. ¿Cómo pueden ayudar los padres a que sus hijos sean exitosos en esta enorme tarea? Enseñamos tanto por lo que decimos y por lo que hacemos. Mientras más les mostremos el comportamiento que queremos que nuestros hijos aprendan, aprenderán mejor a ser adultos reflexivos, organizados y razonables.
También es útil describir comportamientos maduros, ofreciendo ejemplos a los niños. Para los niños pequeños, esto puede incluir darles opciones sobre qué usar o comer, o qué pasatiempos pueda gustarles, brindarles práctica tomando decisiones. Paro la buena crianza enfatiza la salud, seguridad y bienestar de nuestros hijos por encima de todo. Esto pone límites en el universo de las opciones posibles: nunca animaremos a nuestros hijos a realizar comportamientos inseguros o insalubres.
Le ofrecería a mi hijo pequeño la opción de usar una camisa azul o verde. Sé que se verá bien con cualquiera de las dos, así que cualquiera me da igual a mí. Y ambas opciones lograron mi propósito principal: proteger su piel del sol y del frío.
Cuando quiso dejar las clases de piano, le dije que entonces podría elegir otro instrumento, siempre y cuando mantuviera la música en su vida, de alguna manera, ya que añade calidad de vida. Nuevamente, dentro del universo de lo posible, le di autonomía, lo que a su vez le dio una valiosa práctica haciendo su elección y tomando decisiones.
A medida que los niños crecen, también lo hacen en capacidad física y mental, logrando obtener nuevos niveles de desarrollo de habilidades y destrezas. Empiezan a querer participar en más deportes, pasatiempos y actividades académicas. Y empiezan a ser más abiertos a las influencias fuera de la familia. La autoridad de los padres deja de ser aceptada sin cuestionar “porque yo lo digo y soy la mamá”. Los padres tienen que ajustarse continuamente a nuevas etapas de la relación, expandiendo el universo de posibilidades, pero permitiendo sólo elecciones de dicho universo. Es un equilibrio delicado entre desanimarlos de que hagan todo lo que quieren hacer y considerar que ya están listos para hacerlo, y guiarlos hacia lo que sabemos que necesitarán para convertirse en adultos maduros.
Afortunadamente, existen recursos disponibles para aliviar algo de la presión a los padres que están tratando de llegar a ese equilibrio. Una forma en que los padres y sus adolescentes pueden navegar por las zonas de desafío, es redactando y negociando acuerdos escritos reales entre sí. Anotar los acuerdos muestra la seriedad con que los padres asumen las responsabilidades que tienen con sus hijos. El acuerdo describe el universo de posibilidades, el cual se basa en la inquietud de los padres con la salud, la seguridad y el bienestar. Y el proceso de negociar el contrato entre sí, le ofrece al niño que está en crecimiento una práctica tomando y explicando sus decisiones.
Las situaciones en donde los acuerdos negociados pueden ser apropiados (incluyendo la formalidad de los acuerdos), varían según la edad del niño, pasando por distintas etapas: qué comer, cómo vestirse, a qué hora irse a dormir, uso del teléfono celular, privilegios de conducción del auto y a qué hora regresar a casa. No obstante, los mismos principios guían a los
padres hacia el modo en que deben abordar las negociaciones:
• Explique el universo de posibilidades conectando sus expectativas al deseo que tiene respecto a la salud, seguridad y bienestar de su hijo.
Por ejemplo, en nuestro contrato de conducción con nuestro hijo, no podía conducir a la escuela a menos que hubiera dormido 6 horas. La falta de sueño obstruye el sentido del juicio de cualquier persona.
• Explíquele que el acuerdo es una manera de vivir sus valores. Solo porque otras personas arriesgan la seguridad de su hijo, no los hace buenos padres.
• Permita que haya elecciones dentro del acuerdo. Esto le da a usted la posibilidad de escuchar el proceso mental de la toma de decisiones de su hijo, para que pueda ver cuán bien tomadas están esas decisiones y sugerir otras cosas en qué pensar.
Ningún acuerdo puede contener toda opción posible o evitar algunos problemas posibles. Pero hay muchos buenos motivos para negociar
acuerdos con su hijo:
• un buen acuerdo puede evitar muchos problemas
• el proceso de redactar y negociar en acuerdo juntos, expone muchos de los factores que forman parte de la toma de decisiones y ofrecen una valiosa experiencia de práctica tomando decisiones con una guía amorosa.
• tal vez, y lo más importante, es que el proceso es un excelente ejemplo de conectarse para solucionar áreas de conflicto reales y tomar pasos proactivos para anticipar futuras áreas de conflicto.
Así es como un adulto maduro y responsable se maneja en la vida, y es una manera extraordinaria de ayudar a nuestros hijos a crecer un paso cada vez más cerca, hacia la adultez responsable, la tarea más importante de un padre.
Judith Lavori Keiser fundó The Culture Company para guiar a los niños hacia la empatía, a través de sus programas multiculturales de pacificación, y desarrolló sus libros de la colección “Pearls” y talleres para inspirar a los adultos a vivir vidas preparadas y pacíficas. Contacte a Judy en info@peacethruplay.com.